Esculpida por encargo del gremio de los armeros para Or San Michele, la estatua del santo caballero por antonomasia y protector del gremio fue colocada en una hornacina gótica adornada por un frontón donde aparece Dios Padre y, en la base, por un bajorrelieve de mármol "donde el santo mata al dragón" (Vasari). Si el San Jorge se ha convertido en paradigma de la estatuaria del Quattrocento es justamente porque no se la puede comparar con ninguna otra escultura contemporánea. La plenitud del volumen enlaza aquí con la lección olvidada de las formas estables y dotadas de peso que son características de Giotto, renovadas por el escultor. El cambio que surgiría a finales de la segunda década del siglo XV en la evolución del estilo florentino y que en Ghiberti provocaría el paso desde el San Juan Bautista al San Mateo se pone de manifiesto con todo esplendor en el San Jorge de Donatello. El aspecto "natural" de la estatua llama la atención de quien la contempla. Si bien existe un punto de contemplación principal, vista desde otro enfoque no pierde en absoluto su concentración y su rotundidad formal. Encarna una dimensión humana ejemplar, ideal, que se alza en un espacio al cual sirve como medida y que comprende dentro de su ordenamiento "a quien la mira". No hay que olvidar que es contemporánea de las experiencias perspectivistas de Brunelleschi. Posee el aplomo y la soberana autoridad del Cristo colocado por Masaccio, unos años más tarde, en el centro del fresco del Pago del Tributo en la iglesia del Carmine de Florencia.
En los albores del Quattrocento, Donatello descubre una modalidad de representación heroica de la adolescencia y de la gracia que ilustra en el sentido fuerte del término- esta consciencia nueva de la dignidad y de la excelencia del hombre su virtud que más tarde exaltarán los humanistas. Este tipo de representación carece de precedentes. Vasari no se equivocaba a este respecto: "Es cierto que entre las estatuas modernas aún no se ha encontrado ninguna cuyo mármol esté dotado de una vida y un alma comparables a las que la naturaleza y el arte insuflaron en el San Jorge de Donatello".
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